NO DOY PERMISO para publicar ninguno de mis fanfics en ninguna plataforma.

15 jun 2008

607-1=0 [FanFic]

Titulo: 607-1=0
Categoría: Original
Género: Horror
Clasificación: no -9 años
Advertencia: Muerte

Capítulo: 1 de 1 Finalizado:
Resumen: En un pequeño pueblo tras la muerte de una anciana comienzan a morir seguidamente y en estrañas circunstancias muchos otros.



Hola, me llamo Jenny y estoy muerta. No os asustéis ni tampoco os extrañe que un muerto escriba una historia porque no es la primera vez, bueno, en realidad la historia no la escribo yo, la escribe una mujer, aunque solo escribirla porque yo se lo dicto absolutamente todo, o mejor dicho, entro en su mente y la escribo a trabes de su cuerpo. Bueno, en definitiva un lío. Pero el caso es que esta es mi historia, una historia que tal vez no creáis y la verdad eso me da igual, yo necesitaba contarla para poder ir a donde quiera que vayamos los muertos. Bueno, pues ahí va mi historia. Aviso a los ultra sensibles, esta historia es muy, muy triste.

Todo empezó una mañana cualquiera, en un pueblo cualquiera, de un país cualquiera. La mañana pasaba tranquila, o todo lo tranquila que podía ser una mañana de diario a las 7:30 cuando el despertador no ha sonado y ya llegas tarde al instituto y ni siquiera te has vestido.

Cuando llegué al instituto (media hora tarde) en nuestra clase de 3ºB no estaba la profesora y, cómo no, todos los críos hacían el tonto. Pocos minutos después llegó el jefe de estudios y nos comunicó la siguiente noticia:

—La señora Bernarda—apodada por nosotros “la momia” por sus 72 años—ha fallecido. En su honor por todos los años que ha dedicado a la enseñanza le rendiremos unos minutos de silencio en el patio.

Todo el instituto salió al patio para rendirle homenaje, en realidad la mayoría de ellos había tenido alguna vez clase con “la momia”. Durante cinco minutos estuvimos en silencio en el patio, en realidad en silencio estuvieron muy pocos, porque los otros no dejaban de susurrarse cosas al oído o hacer el tonto.

La verdad a nadie le sorprendió su muerte, al fin y al cabo era una mujer bastante mayor y no tenía muy buena salud.

El día siguió con normalidad, hasta el mediodía cuando en una casa tres calles más abajo que la mía se oyó una explosión. Una bombona había estallado y las tres personas que vivían en la casa (dos mujeres y el hijo de una de ellas) habían fallecido.

La muerte de cuatro personas en un mismo día no era muy normal en un pueblo de 607 habitantes (ahora por el momento 603) pero no llamó demasiado la atención.

Poco antes de las doce de la noche se oyó un gran golpe seguido de dos enormes explosiones. Todo el mundo salió a la calle. Dos coches habían chocado y sus depósitos habían estallado. Un par de vecinos pudieron reconocer los coches y las personas, ahora carbonizadas, que iban dentro. Uno de ellos eran nuestros vecinos de enfrente, una pareja de ancianos con dos de sus hijos y el otro una pareja con el hermano de la chica. Todos muertos. Las víctimas en un día habían ascendido a 11 cosa muy extraña en nuestro pueblo.

Al día siguiente la policía seguía sin saber nada seguro sobre ninguna de las muertes. Suponían que “la momia” había muerto por vieja, la pareja de lesbianas y el hijo por un descuido y las dos familias de los coches por dormirse uno de ellos al volante. Pero nada era seguro.

A las nueve de la mañana un terrible derrumbe de un edificio de los más modernos sacó a la calle a todos los vecinos del pueblo, que cada vez eran menos. En el derrumbe no sobrevivió nadie, es decir murieron 31 personas. Ahora tan solo quedaban 565 habitantes en nuestro hermoso pueblo y la policía no sabía que decir.

El resto del día pasó relativamente tranquilo. El cementerio y la morgue estaban a rebosar y la policía no daba abasto. Alrededor de las diez de la noche en una de las tiendas de comestibles entró un atracador y disparó a los dos dependientes y a un policía y por fin cayó muerto. El atracador era uno de los vecinos, nadie sabía porqué lo había hecho pero el caso es que había cuatro muertos más.

A la mañana siguiente, pocos minutos después de abrir el banco hubo una misteriosa explosión que acabó con la vida de los 7 empleados y 5 clientes. Más muertos y la cifra sube a 58.

Por la tarde las desgracias continuaron. Un conductor atropelló a dos peatones y los tres murieron.

Pero lo peor fue por la noche. En la discoteca del pueblo 47 chicos (por suerte yo no podía ir) disfrutaban de la noche hasta que el derrumbe del edificio acabó con la vida de todos ellos más la de 5 adultos y la cifra ya asciende a 113.

Al día siguiente parecía que ya no podía pasar nada más cuando de pronto se armó un tiroteo en la calle. 27 personas murieron y en el pueblo solo quedan 467.

A las diez de la noche ocurrió otro desastre. La comisaría saltó por los aires y todos los policías que allí se encontraban, más algunos civiles, murieron. Un total de 32 personas, uno de ellos mi padre. Mi madre estaba destrozada y yo bueno, como iba a estar si acababa de perder a mi padre.

Las desgracias no cesaron a la mañana siguiente. Una bola de fuego (un meteorito) cruzó el cielo y cayó justo encima de la escuela primaria y todos los niños que en ese momento estaban allí murieron. 48 inocentes niños y 4 profesores.

El pueblo entero estaba muriendo y nadie sabía porqué. Pero mis dos mejores amigos, Spike y Cián, y yo quisimos averiguar qué ocurría y empezamos por la primera muerte, “la momia”. Ella no tenía familia y todas sus cosas se las llevó el ayuntamiento pero sí había dejado un testamento aunque nadie sabía qué ponía. Fuimos a ver a su alguacil, que, por suerte seguía vivo. Le pedimos el testamento y enseguida nos lo dio, sin siquiera preguntar. Regresamos a mi casa, subimos a mi habitación y lo abrimos. Pareció que el aire se contaminaba cuando sacamos el papel.

« Para quienes lean este testamento » comenzaba « si estáis leyendo esto es porque he muerto y seguramente muchos más tras de mí. Estaréis desconcertados por todas las muertes que están ocurriendo. Pues ahora sabréis porqué ocurren. Yo odiaba a este pueblo y a todos sus habitantes, por eso les eché una maldición. Después de mi muerte todo el pueblo caerá tras de mí y sus almas vagarán eternamente por la tierra experimentando una y otra vez el sufrimiento que yo pasé en ese pueblo. Y las muertes no cesarán hasta que todos mueran ».

Hasta entonces yo no había creído en maldiciones ni cosas por el estilo pero después de todo lo que estaba ocurriendo me creía todo. Un terrible silencio se apoderó de nosotros y solo se rompió por el gran bullicio que se armaba en la calle. Salimos fuera y vimos una enorme humareda. Cuatro casas contiguas estaban ardiendo y la gente no dejaba de chillar. Cuando se apagó el fuego se pudieron contar las víctimas. 29 personas.

En la residencia de ancianos ya había habido 27 muertos por distintas enfermedades y en otras casas por distintos “accidentes” domésticos 17.

Nosotros tres intentamos encontrar alguna solución pero no encontramos ninguna.

Al día siguiente muchas personas (de las que quedaban vivas) fueron a rezar a la iglesia, entre ellas mi madre y los padres de Spike. Una fuga de gas junto con las velas encendidas hizo estallar la iglesia y 67 personas murieron, incluida mi madre y ahora estaba huérfana, aunque no tardaría en estar muerta.

Ahora solo quedan 243. Ya nada nos sorprendía, incluso apareció una extraña epidemia que acabó con la vida de 58 personas y el número seguía subiendo. 45 personas habían muerto intentando salir del pueblo y ninguna lo había logrado.

Con respecto a mí, me encontraba bien por el momento. Spike y Cián también estaban huérfanos así que estábamos en mi casa juntos. El resto de la poca gente que quedaba no salía de sus casas. Por la tarde fuimos al campo, sabíamos que podía pasarnos algo pero preferíamos disfrutar un poco más antes que quedarnos en casa muertos de miedo. Desde la montaña, a unos cinco kilómetros del pueblo nosotros disfrutábamos del poco tempo que nos quedaba. Spike, Cián y yo éramos amigos desde hace… bueno, prácticamente desde que nacimos y éramos los mejores amigos, inseparables incluso en esos momentos.

Observábamos como la gente seguía muriendo hasta que, en la noche se vio un estallido en el cielo y miles de cascotes cayeron sobre nosotros y acabaron con nuestra vida, a Cián le atravesaron el cráneo, a Spike le degollaron y a mí se me clavaron en el corazón. Una muerte rápida y apenas dolorosa.

Desde aquello me encuentro en esta especie de limbo, viendo como la gente nace, crece, se reproduce y muere sin darse cuenta de que solo se vive una única vez y que deben disfrutar mientras puedan.


FIN

Espero que te haya gustado, un fic muy corto y con muchas muertes pero creo que no está mal ^^.

No hay comentarios:

Publicar un comentario